LA GRATITUD CONSCIENTE

La implicita condición del ser humano que lo empuja, a siempre hacer lo posible por avanzar y evolucionar, permite obtener porciones abundantes y sólidas de esos componentes esenciales para mantener un alto grado de motivación en la vida… La consciencia y la gratitud.

 

La relación entre estos dos valores humanos, la consciencia y la gratitud es totalmente inaplazable y absolutamente necesaria para generar estados, abundantes en satisfacción. De esta manera, la energía que alimentará a la intención de alcanzar algún objetivo especifico, no será más que un resultado derivado de los procesos realizados, entendidos y agradecidos con plena consciencia del valor, de cada paso alcanzado. Es decir, es un sistema cerrado, cíclico, alimentable desde incontables vertientes que de desahoga y se inunda constantemente con recursos que lo pueden mantener rozagante de vida. De nuevo, para que todo eso suceda, es necesario y hasta esencial, tener plena consciencia de… ¿Para qué se hace lo planteado en ese objetivo?, ¿Cómo se lograría? de esta manera, el resultado responderá clara y contundentemente… ¿Qué es en sí, ese objetivo?

Foto por @sofisfiligoy

 

La consciencia del objetivo

Invertir valiosas cantidades de esfuerzos físicos, intelectuales y emocionales en metas (propuestas y en algunos casos impuestas) donde no se entienda claramente el propósito o la razón por la cual se hacen, es obviamente riesgoso. Además  de tóxico para el resto de los objetivos que se construyan en simultáneo… Es decir, la decepción producto de cualquier confusión va a irremediablemente a emitir pesadas energías hacia otros fines, posiblemente más valiosos o al menos, más auténticamente nuestros.

Siempre, el abanico de metas, propósitos o intenciones es amplio y variable en el tiempo. Ahí radica la importancia de asumir cada caso con plena consciencia…

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¿El para qué se hace lo propuesto?

Aquí vienen a colación los sentimientos y las emociones que finalmente son los grandes componentes de todo hecho trascendente. Más aún cuando sabemos claramente que a partir de las emociones humanas es donde se van a poder conectar las relaciones con mayor impacto.

 

Toda acción individual tendrá una repercución en otros y estos otros (en base a esa afectación) podrán influir algunos otros más. Lo que quiere decir, sea lo que sea que nos propongamos desarrollar es de radical importancia para su estabilidad, entender claramente ¿Para qué lo vamos a hacer? ¿Qué vamos a aportar a nuestros entornos? y finalmente… Con lo que vayamos a alcanzar ¿Cómo mejoraremos lo que ya sabemos o tenemos?

 

¿Cómo hacer lo propuesto? 

Por supuesto, hay maneras de maneras para hacer las cosas y esta puede ser la gran diferencia entre hacerlo con consciencia o hacerlo automáticamente. Cuando se tiene una certera intuición del… ¿Para qué se esta haciendo? se manejará suficiente información como para sintonizar el objetivo con los principios y valores que estructuran al individuo. De esta forma, se podrán aprovechar los recursos actuales, se podrán reinventar los elementos que necesiten un refrescamiento y se podrán crear nuevas maneras de generar más herramientas.

 

¿Qué es lo propuesto?

Es el resultado, es el derivado de todo un proceso de entendimiento que parte por comprender lo que vamos a aportar a nuestro entorno y como lo vamos a mejorar. Por supuesto, tenemos maneras de hacerlo, esta forma de construirlo deberá estar restringida a todo lo que le genere a nuestra consciencia paz y sosiego, imprescindibles aspectos para poder entregar pasión y decisión en la construcción de una resultante tangible.

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No hay nada más satisfactorio que tener real consciencia de lo construido

El hecho consumado es de gran importancia, sin embargo el camino avanzando es de determinante relevancia en la elaboración de todo el conglomerado de emociones y razones que puedan darle un auténtico y verdadero valor a todo lo logrado. Cuando todo este proceso es respetado, aparece una espontánea y renovadora sensación de gratitud que es verdaderamente motivante y revitalizadora.

 

Hace no mucho me encontraba acostado boca abajo sobre el lomo de “Paso Lento“ la mula que me ayudaba junto a un maravilloso y diverso equipo de valiosos seres humanos a avanzar sobre un camino donde mis ruedas no se lograban desplazar, el camino Real de Carrizal, internado en los Andes Venezolanos a más de 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar. A más de un día de viaje caminando hasta cualquier lugar donde hubiese algún vestigio de civilización.

 

Allí con cada salto de la mula (constantes desniveles de más de medio metro), con cada kilómetro avanzado, con cada hora vivida sucedían incontables situaciones que confrontaban en mí, todo tipo de emociones. La primera por supuesto fue la realidad de mi propia fragilidad, había llegado fuerte, animado, motivado con toda la disposición a lograr algo importante para muchos que sería compartido y factor de empuje para muchos otros más. Al entender que haría más de la mitad del recorrido total (4 días de camino) acostado boca abajo sobre una mula, mi orgullo y mi ego fueron quebrantados al punto de cuestionarme el sentido de todo ese gran esfuerzo.

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Observar a todo el equipo avanzar, a los baquianos (nuestros guías locales) integrarse paulatina y verdaderamente con cada uno de los exploradores que habíamos ido a esa tierras lejanas a explorar los límites de la mente humana era un motivo de real satisfacción que no dejaba de seducirme, desde mi ángulo invertido para observar toda la situación.

 

Finalmente, luego de muchas horas de lucha, entendí que el dolor era parte del recorrido, que el orgullo de los locales era de gran inspiración para festejar, que la manera de invertir papeles del equipo (baquianos haciendo funciones de los exploradores y viceversa)evidenciaba el valor que adquiere una experiencia al encararla con respeto a la diversidad de orígenes y principalmente cuando tomé consciencia que me encontraba en un lugar mágico y maravilloso, absolutamente improbable para una persona con mis condiciones físicas, que lo hacía a ratos acarreado, en otros aguantado y en muchos otros felizmente acompañado. Entendí la fortuna que tenía por estar en ese momento, en ese lugar, viviendo una experiencia que tendría muchas enseñanzas que contar y compartir.

 

Al comprender y tomar consciencia de todo lo que podemos crecer al aportar esto único que venimos a hacer, no quedará sino actuar, avanzar y no dejar de agradecer

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Foto por @lucollgo
Foto por @sofisfiligoy

 

 

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